La Vuelta queda inconclusa en Madrid. La última vez que se canceló la etapa final fue en 1978, durante los años de plomo: el primer sector entre Durango y San Sebastián fue neutralizado por troncos en la carretera, y el segundo sector, una contrarreloj individual, fue suspendido
Un grupo de turistas esperaba las explicaciones de su guía junto a la iglesia de los Jerónimos, ajeno a lo que ocurría unos metros más abajo, entre Neptuno y Cibeles, en Madrid. La Vuelta a España terminó de manera abrupta tras la intervención de manifestantes que bloquearon el paso de los ciclistas, en un incidente que dejó al menos 22 policías heridos y dos manifestantes detenidos.
Más de 1.800 agentes de Policía Nacional y Guardia Civil, sumados a 700 efectivos de la Policía Municipal y de Movilidad, no lograron contener a las masas que interrumpieron la carrera. Aunque las protestas se reivindican como pacíficas, la organización ya había cerrado la fan zone antes de la etapa por motivos de seguridad. Tras la salida desde Alalpardo, los ataques a la Vuelta aumentaron en intensidad, de acuerdo con lo reseñado por La Razón.
La organización intentó evitar incidentes evitando el paso por los cascos urbanos de las localidades intermedias, como había ocurrido el sábado en Cercedilla, donde una multitud alentada por la exministra Irene Montero y la líder de Podemos, Ione Belarra, cortó el paso de los ciclistas. Sin embargo, en el centro de Madrid contener a la multitud resultó imposible.
El derribo de vallas comenzó en Callao y continuó en Atocha, extremo sur del circuito que los corredores debían completar como homenaje y cierre de la carrera. El trazado fue modificado sobre la marcha hasta quedar reducido a un paseo entre Neptuno y Colón.
Manifestantes portaban banderas palestinas, camisetas y pancartas con sandías y kufiyas, el tradicional pañuelo palestino. Los gritos incluían mensajes como «Que viva la lucha del pueblo palestino», «Palestina libre» y «No es una guerra, es un genocidio». Tanquetas de la Policía fueron desplegadas para intentar contener a los manifestantes, sin éxito.
La protesta ya había afectado el circuito en Callao y Atocha. Otro punto previsto por los convocantes era el paseo de la Ermita del Santo, pero la Vuelta terminó antes de llegar allí. Manifestantes con una pancarta que decía «Abajo el Estado de Israel» detuvieron a algunos ciclistas y posteriormente la organización detuvo a todos a la altura de los jardines del Campo del Moro, cuando restaban 56 kilómetros para el final de la carrera.
Los ciclistas habían advertido que, tras la caída que obligó a retirarse a Javi Romo, el siguiente episodio de violencia sería definitivo. La seguridad fue prioritaria para Javier Guillén, director de la carrera, y para Unipublic, empresa organizadora.
Era imposible llegar al centro de Madrid; se suspendieron el sprint y la ceremonia de podio en Cibeles. Las calles que debían ocupar las bicicletas estaban ocupadas por manifestantes que transformaron la protesta contra la presencia del equipo Israel en una protesta contra la propia Vuelta. Entre las autoridades desalojadas se encontraba el príncipe Alberto de Mónaco, cuyo principado acogerá la salida de la carrera en 2026.
Todos los miembros de la caravana, incluidos ciclistas y vehículos de equipos y organización, recibieron insultos, gritos de «asesino» y objetos lanzados durante la etapa. La jornada que culminaba en Bilbao marcó el inicio de una serie de incidentes que la organización supo gestionar parcialmente en Mos, donde los manifestantes atravesaron un tronco en la carretera, y en otros puntos como la Bola del Mundo y Madrid.
Con la carrera suspendida, los manifestantes no abandonaron la zona. Algunos pacíficos avanzaron por la calle Alcalá con sus banderas y pañuelos; los más violentos permanecieron en las calles. Las vallas de protección quedaron destruidas. La Policía realizó cargas y disparó pelotas de goma, mientras se produjeron estampidas de manifestantes intentando salir de la zona de conflicto.
La Vuelta queda inconclusa en Madrid. La última vez que se canceló la etapa final fue en 1978, durante los años de plomo: el primer sector entre Durango y San Sebastián fue neutralizado por troncos en la carretera, y el segundo sector, una contrarreloj individual, fue suspendido.
Mientras los manifestantes desalojaban la zona cero, otras personas permanecieron en los jardines del paseo del Prado, como si fuera un domingo normal, un domingo de campo y violencia.