La escalada de presión de Estados Unidos contra Venezuela no da señales de moderarse, a pesar de los intentos de mediación promovidos por México y Brasil. El endurecimiento de las medidas, especialmente el bloqueo a los buques petroleros que parten o se dirigen a puertos venezolanos, ha incrementado la tensión regional y reavivado el debate sobre las verdaderas motivaciones de Washington.
Aunque la Casa Blanca sostiene que sus acciones responden a la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, distintos analistas advierten que detrás de esta estrategia podría existir un interés creciente en el control de los recursos energéticos venezolanos. En este contexto, el propio Donald Trump ha dejado abierta la posibilidad de un conflicto armado con Venezuela y ha sugerido que no se sentiría obligado a consultar al Congreso para ordenar una operación militar.
Desde hace poco más de una semana, Estados Unidos puso en marcha un bloqueo total contra los llamados “petroleros sancionados” que transporten crudo venezolano o tengan como destino el país sudamericano. En Caracas, el presidente Nicolás Maduro ha cuestionado abiertamente los objetivos reales de estas acciones y ha insinuado que van más allá de un simple intento por sacarlo del poder.
Para el International Crisis Group, el componente energético está adquiriendo un peso cada vez mayor en la estrategia estadounidense. Renata Segura, directora en Nueva York del programa para América Latina y el Caribe de ese centro de análisis, explicó a RFI que el tema petrolero ha sido una constante en la relación bilateral. Recordó que Trump mantuvo en el pasado una postura más pragmática, permitiendo la renovación de ciertas licencias, lo que explica que empresas como Chevron continúen operando en Venezuela.
Sin embargo, Segura advierte que los mensajes más recientes del mandatario estadounidense apuntan a un interés más ambicioso. “Podría existir la intención de retomar el control de la industria petrolera venezolana. Hay una convergencia entre la idea de remover a Maduro del poder y el tema del petróleo”, señaló, al tiempo que expresó preocupación por una posible intensificación de la intervención estadounidense en las próximas semanas.
Riesgo de una acción militar
La posibilidad de una operación militar directa sigue sobre la mesa. Según la analista, Washington difícilmente retroceda sin mostrar algún tipo de resultado tangible, ya que una retirada sin acciones concretas podría fortalecer políticamente a Maduro. “Eso le permitiría presentarse como alguien que resistió y venció al ‘imperio’”, afirmó.
En ese escenario, Segura considera plausible que Estados Unidos ejecute ataques puntuales, ya sea contra infraestructuras vinculadas al narcotráfico o contra objetivos militares. “A Trump le atraen las acciones de alto impacto. Por eso, la opción de bombardear algún punto en Venezuela en las próximas semanas no es descartable”, concluyó.

