Núñez Herrera estaba en la mira de EEUU por tráfico de fentanilo y lavado de dinero para el Cártel de Sinaloa
Alan Gabriel Núñez Herrera, presunto operador logístico de Los Chapitos y uno de los hombres más buscados por la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), fue encontrado en Culiacán, Sinaloa.
La DEA ofrecía una recompensa de hasta un millón de dólares por información que llevara a la detención del hombre que actualmente tenía 32 años de edad.
El cuerpo, atado de manos y con impactos de arma de fuego, fue localizado la noche del lunes 22 de diciembre en la banqueta del bulevar Alfonso Zaragoza Maytorena, en el fraccionamiento Bonanza, sector Tres Ríos, cerca del Palacio de Gobierno estatal.

Según medios locales, familiares identificaron a Núñez Herrera ante el Servicio Médico Forense (SEMEFO), confirmando su identidad como uno de los principales operadores de la facción liderada por Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar.
La zona fue acordonada para realizar las diligencias periciales y resguardar la escena, mientras la Fiscalía General de Sinaloa abrió una investigación bajo el protocolo de homicidio doloso relacionado con delincuencia organizada.
El asesinato se registró en medio de una jornada violenta en la capital sinaloense, donde se contabilizaron al menos 12 homicidios dolosos en un solo día.

Según fuentes de seguridad citadas por El Sol de Sinaloa, el cuerpo de Núñez fue hallado en una de las áreas más vigiladas de la ciudad, lo que provocó una fuerte movilización de autoridades estatales y federales.
Horas antes del hallazgo de Alan Gabriel Núñez Herrera, la facción de Los Chapitos sufrió otro golpe con el asesinato de Óscar Noé Medina González, El Panu”, ocurrido el 21 de diciembre en un restaurante de la Zona Rosa de la Ciudad de México. Medina González era identificado como jefe de seguridad de la organización y estaba en la lista de los más buscados por el gobierno de EEUU, que ofrecía una recompensa de cuatro millones de dólares por información que permitiera su captura.
Alan Gabriel Núñez Herrera era identificado por la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) como uno de los principales abastecedores de fentanilo hacia el territorio estadounidense.

Su inclusión en la lista de los más buscados se formalizó en abril de 2023, tras una acusación del Departamento de Justicia de Estados Unidos que lo vinculó con tráfico de drogas sintéticas, posesión de armas y dispositivos destructivos, así como operaciones de lavado de dinero.
Según las investigaciones de la DEA, Núñez Herrera coordinaba operaciones para el envío de pastillas y polvo de fentanilo hacia EEUU principalmente a través de intermediarios y asociados en California.
Entre octubre y noviembre de 2022, suministró cerca de 20 mil pastillas y cinco kilogramos de polvo de esta droga a un co-conspirador, quien realizó ventas a un agente encubierto de la DEA. Estas entregas permitieron profundizar las pesquisas y fortalecer los cargos en su contra.
En marzo de 2023, Núñez Herrera negoció la entrega de varios kilos adicionales de fentanilo a través de intermediarios, incluyendo una operación en Los Ángeles donde se incautaron nueve kilogramos de polvo de la sustancia. Por estos hechos, el Distrito Sur de Nueva York emitió una acusación formal.
El perfil delictivo de Núñez Herrera no solo estaba enfocado en la logística para el tráfico de drogas. De acuerdo con la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (OFAC), también formaba parte de una red de lavado de dinero que empleaba la venta de celulares, servicios de comida y ropa para blanquear ganancias ilícitas en ciudades como Culiacán, Mazatlán, Cancún y San Luis Río Colorado.

Núñez Herrera tenía conexiones con los hermanos Arturo D’Artagnan Marín González y Porthos Marín González, quienes negociaban las ventas de fentanilo en el país vecino. Ellos utilizaban las ganancias ―obtenida en dólares―para comprar teléfonos celulares a empresas de EEUU.
Posteriormente, estos dispositivos eran trasladados a México y vendidos al menudeo en tiendas ubicadas en ciudades como Culiacán, Mazatlán, Cancún y San Luis Río Colorado.
Según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, el dinero producto del narcotráfico se volvía prácticamente imposible de rastrear una vez convertido en mercancía legal. Este modus operandi es conocido como Bolsa de Pesos en el Mercado Negro (BMPE).
En su momento su nombre figuró en la lista de los más buscados incluso por encima de líderes como Nemesio Oseguera Cervantes (El Mencho) y junto a otros operadores prioritarios del narcotráfico mexicano.
por INFOBAE

