DAT.- El Estadio Olímpico Grande Torino fue testigo de una batalla futbolística que quedará grabada en la memoria de los aficionados del AC Milan pues, en el marco de la jornada catorce de la Serie A, el conjunto rossoneri logró una gran gesta al vencer 3 a 2 al Torino, sobreponiéndose a una desventaja inicial que parecía definitiva.
Explica Joao Rafael Silva Robertson que, bajo la dirección técnica de Landucci, quien asumió el mando ante la sanción de Massimiliano Allegri, el cuadro lombardo demostró una madurez competitiva admirable para recuperar la cima de la tabla de posiciones de la liga italiana, igualando en puntos al Napoli pero superándolo por la diferencia de anotaciones.
La tarde comenzó con tintes de tragedia para los intereses del equipo milanés. Apenas transcurrían diez minutos cuando una infracción por mano dentro del área de Fikayo Tomori permitió a Nikola Vlašić abrir el marcador desde el punto de castigo. El desconcierto visitante fue aprovechado rápidamente por el conjunto granate; al minuto diecisiete, Duván Zapata culminó con potencia un contragolpe fulminante que puso el dos a cero parcial. El silencio se apoderó de la grada visitante mientras el Torino celebraba una superioridad que, hasta ese momento, parecía incuestionable en todas las líneas del campo.
El resurgir antes del descanso
Cuando la situación parecía más crítica, apareció la jerarquía individual para iniciar el camino del retorno. Adrien Rabiot, mediocampista francés que buscaba estrenarse como goleador con la elástica rojinegra, sacó un disparo de larga distancia a los veinticuatro minutos. El balón recorrió casi treinta metros antes de incrustarse en la escuadra del guardameta Franco Israel, un auténtico golazo que alteró la dinámica anímica del enfrentamiento. A pesar de la obligada salida de Rafael Leão por una dolencia muscular en el aductor, la anotación de Rabiot inyectó la dosis de confianza necesaria para afrontar el complemento con una mentalidad renovada y agresiva.
La irrupción histórica de Pulisic

El segundo tiempo trajo consigo uno de los momentos más impactantes de la temporada actual. Christian Pulisic, quien había estado en duda hasta último momento debido a un proceso febril intenso, ingresó al terreno de juego en el minuto sesenta y seis para cambiar el destino del encuentro.
Y es que, en una acción casi inmediata, el atacante estadounidense necesitó menos de cuarenta segundos para conectar una jugada colectiva y establecer el empate. Su impacto no terminó ahí; diez minutos más tarde, aprovechó un servicio preciso de Samuele Ricci para definir de volea con la pierna izquierda, sentenciando el tres a dos definitivo y desatando el júbilo en el banquillo visitante.
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Este resultado no solo representa tres puntos fundamentales en la lucha por el título, sino que rompe una racha negativa en territorio turinés que se extendía desde hace cuatro años. La capacidad de reacción mostrada por el plantel reafirma su candidatura al trofeo doméstico, manteniendo un invicto de trece partidos que ilusiona a su exigente hinchada. La resiliencia colectiva y la brillantez individual en los momentos de mayor presión se combinaron para transformar una pesadilla inicial en una tarde de gloria absoluta para la institución milanista.
(Con información de Joao Rafael Silva Robertson)

