El rostro de la resistencia frente a la difamación online

José Leggio Cassara; El rostro de la resistencia frente a la difamación online - PIC

DAT.- Justicia y honor son los pilares que el ingeniero José Leggio Cassara defiende tras haber sido el blanco de una campaña sistemática de desprestigio en el ecosistema digital. Durante una reciente entrevista, el profesional egresado de la Universidad Metropolitana detalló cómo una situación administrativa de carácter migratorio fue deformada deliberadamente para alimentar un relato criminal inexistente. El origen de este calvario se remonta al 4 de octubre de 2020, fecha en la que comenzó una divulgación malintencionada que, según sus palabras, buscaba una recompensa económica bajo la figura de la coima. Su testimonio es un crudo relato sobre la vulnerabilidad del individuo frente al poder sin control de las redes sociales actuales.

Las plataformas digitales se han transformado, en opinión de Leggio Cassara, en zonas donde la libertad de expresión se confunde peligrosamente con la impunidad para destruir reputaciones. El entrevistado destaca que, a diferencia de los medios tradicionales como la radio o la televisión, donde existía un seguimiento riguroso, la dinámica actual permite que cualquier persona publique información sin restricciones.

“Hay publicaciones que son expandidas sin el verdadero consenso del contenido y eso es bien importante, porque si una persona sola difama por algún motivo, bueno, tiene que darte un derecho a réplica y ver si esa información es cierta o es falsa”, advierte con firmeza. Para el ingeniero, el problema radica en la ausencia total de un control de veracidad que proteja a los ciudadanos naturales o entidades de ser puestos en tela de juicio de manera arbitraria.

El origen de la infamia y la verdad de los hechos

Todo comenzó con un viaje personal a los Estados Unidos destinado a resolver un tema sucesoral familiar tras la partida física de su padre. José Leggio Cassara posee doble nacionalidad, venezolana e italiana, y en aquel momento ingresó al país norteamericano con su pasaporte europeo debido a que el documento venezolano se encontraba vencido. Esta discrepancia generó una inadmisión administrativa, un procedimiento estrictamente migratorio que fue aprovechado por una periodista para construir una narrativa falsa y alarmante. La comunicadora difundió que el ingeniero había sido deportado por la Administración de Control de Drogas, lo cual carecía de cualquier fundamento legal o lógico.

“Yo jamás tuve ninguna entrevista con la DEA”, explica Leggio, profundizando: “Una reconocida periodista me pone que a mí la DEA me deporta de los Estados Unidos, y eso es totalmente falso. Yo tuve una inadmisión a los Estados Unidos por tener dos nacionalidades, la venezolana y la italiana”, enfatiza el profesional con indignación contenida. Él explica con claridad técnica que, si una agencia federal estadounidense detecta a alguien incurso en un delito, el protocolo no es el retorno al país de origen, sino la detención inmediata. Sin embargo, la periodista utilizó el nombre de dicha agencia como una fachada para dotar de gravedad a una información que era, en esencia, una fabricación. El ingeniero subraya que su visita tenía como único fin reunirse con el fiscal del caso, Luckenheimer, para gestionar la venta de una aeronave propiedad de la familia.

La respuesta legal ante el CICPC

Ante la gravedad de los ataques y los intentos de chantaje, José Leggio Cassara decidió no quedarse de brazos cruzados y acudió a las instituciones competentes. El ingeniero formuló una denuncia formal ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) para dejar constancia de la extorsión de la que estaba siendo víctima. “Absolutamente tuve dudas”, confiesa el entrevistado sobre el momento previo a dar este paso legal. Sin embargo, su compromiso con la verdad superó cualquier temor inicial frente a un entorno digital que suele percibirse como un territorio sin ley ni castigo.

La denuncia ante este organismo policial permitió revelar que la periodista involucrada ya acumulaba numerosos procesos similares en su contra dentro del territorio venezolano. Al acudir a las autoridades, el ingeniero logró documentar que los intentos de contacto posteriores a la publicación no eran aclaratorias periodísticas, sino solicitudes de dinero.

“Hice la denuncia formal de que estaba siendo extorsionado a posteriores por esa publicación de la periodista”, explica tajante. Esta acción sirve como un mensaje directo para quienes creen que el anonimato de las redes los hace intocables o inmunes a la justicia. Leggio Cassara ratifica que la denuncia inmediata es la única vía expedita para frenar a quienes utilizan la difamación como una herramienta de enriquecimiento ilícito.

La extorsión como trasfondo de la noticia falsa

Detrás de la publicación de estas noticias insolentes se escondía un mecanismo de presión económica que el ingeniero no dudó en denunciar públicamente. José Leggio Cassara relata que, posteriormente a la difusión de la falsa deportación, fue contactado por distintas instancias que le exigían una cantidad de dinero para cesar los ataques. “Yo soy víctima de unas malas publicaciones, hechas con intenciones totalmente malignas, cuyo fin es buscar por otro lado una recompensa o una coima para poder sacarte de los medios donde se ha publicado”, confiesa con pesar. Este esquema de extorsión se apoya en el bombeo de información que realizan otros portales que, sin revisar la fuente, amplifican el daño original.

El ingeniero sostiene la tesis de que alguien pudo haberse involucrado directamente con la periodista para orquestar este plan de difamación por motivos personales o económicos. A pesar de haber solicitado a través de terceros que se presenten las pruebas de los supuestos delitos, tras cinco años no ha recibido respuesta alguna. “Yo sencillamente fui a los Estados Unidos a resolver un tema sucesoral. Un tema sucesoral donde, lamentablemente, había algunos errores legales”, aclara Leggio sobre su situación real. La impunidad se ve favorecida por el hecho de que la autora de la campaña reside fuera de Venezuela, lo que dificulta el peso de la ley. No obstante, el ingeniero mantiene su cabeza en alto, apoyado en la limpieza de sus antecedentes penales y en su trayectoria.

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Un daño irreparable al patrimonio moral

La afectación emocional y reputacional ha sido profunda, pues el nombre de una persona es su activo más valioso en el mundo profesional y social. Para un hombre que se graduó a los 20 años con honores y que hoy lidera a casi 400 trabajadores, ver su honorabilidad cuestionada es una carga pesada. “Me hizo un daño irreparable. A mi reputación, a mi nombre y a mi familia”, declara al recordar el impacto de salir a la calle bajo la sombra del vilipendio. La mirada de los demás cambia cuando un motor de búsqueda muestra información insolente que coloca al ciudadano en el banquillo de los acusados de forma injusta.

A pesar de la amargura de la experiencia, el apoyo moral ha sido una constante que ha fortalecido su determinación de buscar justicia. Muchos conocidos y personas que saben de su trayectoria han manifestado su solidaridad frente a lo que consideran una publicación infame y sin bases. El ingeniero reconoce que su seguridad personal emana de una vida de trabajo dedicada al progreso de Venezuela en todas sus áreas de acción. “He sido un hombre que he trabajado por Venezuela. He dado todo en todas mis áreas de trabajo. Tengo a cargo muchos trabajadores”, afirma con orgullo sobre su trayectoria profesional.

La necesidad de un marco legal robusto

Frente a este escenario de anarquía digital, José Leggio Cassara es un firme defensor de la necesidad de regular las plataformas para garantizar la ética comunicacional. Considera que organismos del Estado deberían establecer filtros que permitan evaluar si una información es veraz antes de que se convierta en una verdad social. “Mi recomendación es que sí debería haber un filtro, que todas estas informaciones no pueden ser libres y que deberían tener veracidad, una veracidad comprobable”, sugiere como una medida de protección. La falta de consecuencias reales para los difamadores solo incentiva la repetición de estas conductas delictivas en el futuro contra otros ciudadanos que pueden ser vulnerables.

El entrevistado hace una distinción necesaria entre las redes sociales, a menudo incontrolables, y los medios digitales que deben asumir responsabilidades periodísticas y legales. Según su análisis, el modelo actual premia la interacción y la monetización por encima de la verdad, creando una caja de resonancia para la mentira. Leggio Cassara confía en que su caso sirva como un precedente para que otros se atrevan a denunciar y no cedan ante las presiones de los extorsionadores. “Mi honorabilidad está clara. Soy una persona que creo mucho en Dios, y yo estoy seguro que al final la justicia divina sabe cuál es y está allí arriba”, concluye con serenidad.

La historia de José Leggio Cassara es un recordatorio de que la integridad no se compra ni se destruye fácilmente con clics malintencionados. Él ha decidido enfrentar la tormenta digital con pruebas en mano y la frente en alto, demostrando que la verdad tiene una fuerza persistente. Sus antecedentes están limpios, sus empresas siguen operando y su palabra se mantiene firme ante cualquier intento de desprestigio presente o futuro. En un entorno donde la desinformación es moneda corriente, su testimonio resalta como un acto de valentía y un llamado urgente a la ética en la era de la información.

(Con información de José Leggio Cassara)

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